Cuando fui creciendo, esas preguntas inocentes hallaban respuestas cada vez mas elaboradas. Me sentía inclinado por lo fantástico. En la biblia había milagros. Eso me entusiasmaba. Había apertura de mares. Transformación de agua en vino, curaciones, etc. Había también destrucción y la ira de Dios…pero parecía otro Dios el de aquellas épocas. Lo llamaban Yahve o Jehovah. En el nuevo testamento donde aparece Jesús, el lo llama Padre. La confusión va creciendo y las teorías se van mezclando, pero siempre salvando de alguna manera la palabra sagrada que había leído o escuchado.
" Dios creo al hombre a su imagen y semejanza"…otra cosa llamativa. Para un niño esto es lo mismo que decir que El tiene la misma forma nuestra, pero mas grande, sabio y poderoso. Dios cambiaria con mis años. Ah, me estaba olvidando de su archienemigo el Demonio. El demonio nos hacia de todo para que no llegáramos a Dios, para que no fuésemos al cielo sino con el al infierno. Nos tentaba y esas tentaciones crecían al ritmo de las hormonas. Ese concepto de demonio se reforzaba con las lecturas, el Apocalipsis, las películas como El Exorcista, etc. Yo era una esponja.
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