martes, 6 de noviembre de 2007

Mi Credo

Recuerdo que mi creencia acerca de Dios fue cambiando con el paso del tiempo. Cuando era pequeño creía en el Dios de la iglesia, el Dios que me ensenaron en la escuela en la materia religión y en el que me inculcaron mis padres. No es que mis padres lo hayan hecho directamente puesto que ninguno de ellos demostró nunca ser devoto ferviente, pero ellos estuvieron de acuerdo con el Dios católico. Fui bautizado, hice la Primera Comunión y la Confirmación. Me confesaba, iba a misa. Sentía una especie de tristeza, un sentimiento de congoja, de lastima, de prudencia y de que ese Gran Ojo me estaba observando. Yo quería ser bien visto por Dios. Me lo imaginaba como un ser antropomórfico, como un Señor Todopoderoso. El tenia todos los Omni habidos y por haber. El era mágico. La magia me atraía. Me atraía lo fantástico. Me llamaba la atención que en la biblia Dios mismo se comunicaba mediante la Voz directamente con sus "hijos". Yo hablaba con El, pero El no me dirigía la palabra. Hablen con El! me decían, El los escucha. El esta en cualquier lugar…yo no podía entender eso. Como si estaba aquí, podía estar allí al mismo tiempo? Aprendí en ese entonces el significado de la palabra fe. Era algo así como aquello de benditos los que creen sin ver…y yo quería ser bendito. Había cosas allí que no se cuestionaban. Era algo así como decía mi padre: "…por que yo lo digo y punto".



...continuara

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